“Sólo me defendí”, gritaba en la Seccional 11° Pascualito Trejo de 45 años, el hombre que se encuentra detenido por haber acabado con la vida de un joven que, según declaró el acusado, intentó asaltarlo el martes por la noche. Los policías, mientras escuchaban su versión, trataban de calmar al taxista que estaba afectado por un shock emocional.
Eran cerca de las 20.40. En Blas Parera y Justo de la Vega, como ocurre cuando la noche comienza a devorarse el populoso barrio de Villa 9 de Julio, casi no había movimientos. Un par de gritos alteraron la calma. En esa esquina, alguien encontró en el piso a Pablo Cisneros (34) con la cabeza cubierta de sangre. Lo trasladaron al Hospital Padilla, donde le diagnosticaron herida de bala en la cabeza. También le anticiparon a los familiares que casi no tenía chances de sobrevivir.
“A esa hora hay poca gente en la calle. Nosotros sentimos unos griteríos y salimos a ver qué había pasado. Observamos un tipo tirado en el suelo, pensamos que se había tratado de un accidente de moto porque son muy comunes en la zona, pero después nos enteramos que había ocurrido un crimen”, dijo María Laura de Pedraza, vecina del lugar.
Juan Carlos García, desde lejos, observaba el trabajo que realizaba la Policía. “En este barrio el nivel de violencia es alarmante. Puede pasar cualquier cosa, ya nada me sorprende. Lo único que puedo decir es que los familiares llegaron e hicieron un escándalo. Después se sumaron los amigos que en vez de contener a la gente, salieron a buscar al autor del disparo en moto. Por suerte no lo encontraron, sino estuviera terminado mucho peor”, comentó.
Dos versiones
Los parientes de Cisneros denunciaron a los policías que los entrevistaron en el Padilla que un taxista, que se bajó de su auto, le disparó sin razón alguna. Que luego de ponerle el arma en la nuca abrió fuego y se fue del lugar como si no hubiera hecho nada malo. No pudieron identificar ni describir al conductor, pero sí informaron que se trataba de un Chevrolet Classic con licencia de capital.
Casi al mismo tiempo que Cisneros expiraba, en la Seccional 11° se presentaba Trejo. Allí, bajo una fuerte crisis de nervios, contó lo que había sucedido. Siempre según las versiones aportadas por fuentes judiciales, el taxista habría contado que Cisneros le hizo seña. Se detuvo, lo levantó y a los pocos metros, el pasajero habróa sacado un arma blanca y le exigió que le entregara la recaudación. Reconoció que él tomó una pistola que tenía oculta en el auto y que se trenzaron en lucha. Aclaró además que en medio del forcejeo se escapó el disparo y que el supuesto pasajero descendió del auto. El taxista, siempre de acuerdo a la versión, se asustó y huyó a toda velocidad del lugar.
Trejo confió a los uniformados que el arma estaba registrada a su nombre y que cuenta con permiso para poder portarla y usarla. Cisneros, según confiaron las fuentes policiales, ya habría sido detenido en varias oportunidades por los delitos de robo, robo agravado y abuso sexual. Además, sobre él pesaba una orden de restricción de acercamiento a favor de su ex pareja que lo había denunciado por violencia de género.
Los investigadores secuestraron el auto y la pistola con tres balas en la recámara. Hasta el cierre de esta edición no habían logrado ubicar el arma blanca que habría utilizado la víctima.
El taxista se presentó a declarar ayer ante la fiscala María del Carmen Reuter, quien ordenó que siguiera detenido al menos 10 días hábiles al estar acusado de exceso de la legítima defensa.
Polémica
El caso generó una gran repercusión en las redes sociales. Los tucumanos se solidarizaron con Trejo y hasta llegaron a proponer marchar para que recuperara la libertad cuanto antes.
El artículo 34 del Código Penal establece que se considera que es la legítima defensa cuando: “el que obrare en defensa propia o de sus derechos, siempre que concurrieren las siguientes circunstancias: a) agresión ilegítima; b) necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla y c) falta de provocación suficiente por parte del que se defiende”.
“Habría que analizar detalladamente el actuar del taxista ante la posibilidad de que fue víctima del robo. Una de las grandes dudas que la instrucción deberá prestar especial atención es con respecto al arma blanca que no fue encontrada, a los fines de la defensa del taxista”, comentó el abogado José Molina.
“Si bien no conozco cómo fueron los hechos, es una muestra clara de la inseguridad reinante, donde ante la ausencia del Estado en cumplir con su rol de garante de la seguridad, la gente común opta por armarse y defenderse. Ello conlleva el peligro latente de que comience a regir la famosa ley de la selva”, opinó el abogado Álvaro Zelarayán.
Carlos Posse, otro penalista, declaró: “me preocupa que los ciudadanos comunes hagan justicia por su cuenta cuando tendrían que funcionar las herramientas y estructuras que no brinda el Estado. En caso de un delito consumado, la Policía debe detener y ponerlo a disposición de la Justicia para que lo investigue y lo juzgue. Lamentablemente esas cadenas de responsabilidades están rotas y corrompidas. La gente piensa que arrogándose ese rol están haciendo un bien, cuando en realidad se están arruinando sus vidas”.